Las relaciones públicas políticas son el proceso de gestión mediante el cual una organización o un actor individual con fines políticos, a través de la comunicación y la acción con propósito, busca influir y establecer, construir y mantener relaciones y reputaciones beneficiosas con su público para ayudar a respaldar su misión y lograr sus metas.
Hace muchos años fui maestro de escuela primaria en mi pueblo natal, (LA VEGA) este trabajo de maestro me instruyó para corregir en mis alumnos lo que estaba mal, para cambiarlo por lo que está bien. Como regla general, lo positivo es bueno y lo negativo es malo y convertirse en un funcionario público electo es una cuestión de confianza pública y esta confianza jamás debe perderse por una mala relaciones públicas.
Como comunicador en la actualidad estoy convencido de que las buenas relaciones públicas no son fáciles, pero creo que todo se reduce a la identidad de quien representa, pero en los últimos tiempos en nuestra alcaldía han salido a la luz situaciones que se pueden manejar adecuadamente.
El departamento de Relaciones Públicas es la casa de todo periodista que busca información para ofertarla a sus lectores y nunca se debe dar un mal trato, cuando solo buscamos informaciones.
Las personas que manejan las relaciones públicas a políticos deben tratar por todos los medios que se vean bien ante los ojos del público porque una mala reputación puede hacer que los munícipes pierdan el interés de su credibilidad.
Esta es la razón por la que las grandes instituciones contratan personas solo para manejar las relaciones públicas de la empresa. Es por eso que tenemos lo que algunas personas llaman gerente de relaciones públicas, su trabajo es ocuparse de las relaciones públicas; eso es todo y nada más.
Hay un viejo refrán que dice que no existe la mala prensa, lo que significa ese viejo dicho es que, si tienes buena o mala prensa, no importa porque el hecho de que hayas llamado la atención es algo bueno.
Sin embargo, este viejo dicho no es necesariamente cierto porque la mala prensa puede dañar la reputación de una persona o una empresa hasta el punto en que nadie quiere saber más sobre ellos.
Un director de comunicaciones nunca debe ser enemigo de la prensa local y mucho menos maltratar y tratar de amonestar a compañeros de labores que realizan la tarea que te toca a ti, cabe destacar que la mala publicidad puede ser realmente dañina, pero unas relaciones públicas pueden tomar una mala publicidad y convertirla en buena publicidad antes de que sea demasiado tarde.
Una persona que ha hecho algo mal tiene que disculparse por lo que hizo, y no debe amonestar a sus colaboradores por una responsabilidad que le pertenece a usted. Todos cometemos errores, incluso las grandes corporaciones, pero reconocer el error y luego disculparse por ello es la mejor manera de mostrarles a todos que esta es una buena empresa que se preocupa por lo que el público piensa de ellos.
Cada vez que se desata un escándalo, la reputación de una empresa se ve empañada instantáneamente, para controlar el daño, se hará un buen uso de los contactos de relaciones públicas porque alguien debe limpiar el desastre antes de que la reputación de una empresa se arruine permanentemente.
Con las capacidades actuales de intercambio de información en tiempo real, es crucial para cualquier figura política u organización tener un buen plan de relaciones públicas.
Las noticias están constantemente a nuestra disposición y depende de los profesionales de la comunicación asegurarse de que se obtenga la exposición correcta, pues es fundamental contar con un equipo de relaciones públicas creativo, confiable e inteligente como el que tenemos en nuestra alcaldía, pero tenemos una dirección invertida.